martes, 6 de enero de 2009

La Ruta de La Garnacha, Campo de Borja.




La ruta propone recorrer la comarda de la D.O. Campo de Borja, Este territorio vinícola sse extiende al oeste de la provincia de Zaragoza, una zona que forma parte del valle del Ebro, por los municipios de Alagón, Ainzón, Alberite Ambel, Ambeta, Bisimbre, Borja, Bulbuente, Bureta, EL Buste, Fuendejalón, Magallón, Pozuelo, Tabuenca y Vera del Moncayo.

Aquí, la variedad tinta garnacha es la reina, y origina unos tintos y rosados muy gratos, equilibrados, con cuerpo, afrutados y de graduación relativamente alta, aunque muy armonizada con su extracto y acidez cuando se controla el viñedo y la vinificación. Paralelamente a la aparición del nuevo estilo de tintos del Campo de Borja, destinado a a ser consumido joven y sin mezclas, ha aumentado la atención que reciben los rosados y los blancos. Siempre que estén bien elaborados, los rosados de esta región pueden ser agradables y refrescantes, con una buena dosis de fruta.

Entre los blancos destacan los elaborados con macabeo, uva básica para obtener vinos de aromas afrutados y que ofrecen una evolución de calidad. Son vinos que se adaptan bien a la recia cocina de la zona, como los asados de cordero, los chilindrones y los guisos fuertes, y los rosados son buenos acompañantes de los embutidos y longanizas. En la región, destacan los núcleos urbanos de Tarazona y Borja, que poseen un rico patrimonio cultural, aunque también merecen atención otros pueblos crecidos al amparo de castillos y murallas, que evidencian la historia de esta tierra fronteriza.

La ruta se inicia en Fuendejalón, en pleno Campo de Borja, donde se encuentran las Bodegas Aragonesas. El pasado de esta población está ligado a la Orden de Jerusalén y al monasterio de Veruela, de los que dependió en distintas etapas de su historia. El recorrido prosigue por Magallón, de larga tradición afranera y una de las cunas joteras de Aragón, y Ainzón, cuyo topónimo deriba del árabe y significa “zona con ojos de agua”. Aquí se puede visitar la bodega Crianzas y Viñedos Santo Cristo. A tan sólo un par de kilómetros se encuentra Borja, donde se ubican las Bodegas Borsao, de nueva generación: bien equipadas, con un parque de más de 600 barricas nuevas de roble francés y americano, donde se puede degustar una interesante variedad de vinos de gran calidad, modernos y de nuevo estilo. Lo mejor en Borja es pasear por sus calles y descubrir sus barrios, como el de San Bartolomé, coronado por los restos del castillo, o el den San Francisco, con palacios, casonas y conventos que condensan la esencia histórica y nobiliaria de esta localidad.

Cerca se encuentra Vera de Moncayo y el monasterio de Veruela, que fue el primer monasterio cisterciense de la Corona de Aragón, y también se puede vistar su en su interior el museo del Vino de Campo de Borja. Este museo es un homenaje a la antigua labor vinícola de los monjes, grandes impulsores de la elaboración del vino en la zona ya desde el siglo XII. En los jardines que rodean el museo se pueden contemplar diversas variedades de uva admitidas por el Consejo Regulador, entre ellas, una cepa centenaria de garnacha. Si el visitante se adentra en el museo, podrá descubrir el proceso de elaboración del vino en la región, además de tener la oportunidad de conocer al detalle las características geográficas de los 16 municipios acogidos a la denominación.

Saliendo de Borja se encuentra Bulbuente, final de ruta, donde se recomienda acercarse a las Bodegas Alto Moncayo y Delfín Pardos. Este recorrido es también una buena ocasión para visitar el parque natural de la Dehesa del Moncayo, la cima del sistema Ibérico, con 2373 metros de altura. Este parque cuenta con una gran variedad climática y biológica, desde restos de glaciares en las zonas más elevadas hasta bosques de hayas, robles, encinas, enebros y pinos, con abundante agua, y otros espacios muy áridos próximos a la depresión del Ebro. Elevado como un inmenso pico visible desde muchos kilómetros de distancia, presenta una gran diferencia entre su vertiente atlántica, muy húmeda y con abundante vegetación y la mediterránea, más seca. El espacio protegido alcanza las 1300 hectáreas y está declarado parque natural desde 1978. Pero, además de los paisajes de la zona, la Comarca de Campo de Borja ofrece al visitante otro gran atractivo: su gastronomía. Desde miel hasta aceite, productos de la huerta y, por supuesto los vinos de la D.O., tan dispuestos a acompañar tanto los dulces y la repostería artesanal como los platos fuertes de la cocina de interior o las sabrosas migas aragonesas, los embutidos caseros o el ternasco de la tierra.